miércoles, 19 de noviembre de 2014

HE DEJADO DE ABRIR TUS CARTAS

He dejado tus manos en un lugar donde ya no podrán volver a tocarme.
He dejado tus ojos escondidos detrás de una tapia, tan alta que ni el cielo puede asomarse.
He dejado tus orejas colgadas de un panal, para que solo oigas de las abejas el zumbido.
He dejado tus pies en la orilla del mar, para que con la marea se deshagan.
He dejado tu nariz sobre una rosa, en equilibrio, entre espinas y aromas.
He dejado tus brazos colgados de una farola, allí quizá sean capaces de dar abrazos.
He dejado todo tu cuerpo a merced del viento, él sabrá qué hacer con tus restos

Pero...
He dejado tus labios guardados en una caja, bajo llave, para que no puedan mentir nunca más, tan siquiera en una carta.

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