domingo, 8 de noviembre de 2015

50




       Por tratarse de la entrada número 50 al blog, he pensado que sería bonito compartir con vosotros pequeños fragmentos de algunos relatos que conforman mi libro "Canción de Invierno". Una manera simbólica de celebrar que he alcanzado "medio siglo" de publicaciones.
Espero que las disfrutéis y que estimulen vuestras neuronas lectoras y os apetezca seguir leyéndome.
La información para conseguir el libro está aquí, en el blog.
Gracias a todos los que dedicáis un espacio de vuestras vidas para pasearos por mis palabras y emociones.


  *https://www.youtube.com/watch?v=G-duuPeM2r8

                                  CANCIÓN DE INVIERNO 
                                          FRAGMENTOS
Las cosas más importantes son siempre las más difíciles de contar" S. King 

LA MAR
   Las olas, afligidas de sal, se suicidan en cada golpe contra la roca, arañando sin consuelo cada centímetro desnudo de esa dura piel. Todo se desvanece ante la arena, regando incesante su lecho cristalino y ardiente, intentando respirar a través de la tierra.


El TRAJE
   Llevo puesto el traje, el que tú me regalaste, lo llevo tan adherido a mi cuerpo que ya no distingo mi piel del tejido seductor de tu mirada.
Deseo quitármelo y no encuentro la manera (…)
Busco un hilo del que tirar para deshacer en mí tu memoria, olvidar el tejido en el que me has envuelto atrapándome, para olvidarte luego de descoser cada una de tus palabras, de tus caricias, de tus besos.


ESPÉRAME
   Te echo de menos.
       Nunca te sentí tan lejos como te siento en este momento; a pesar de los pocos centímetros que nos separan, sé que nos estás conmigo.
(…)
Tu cuerpo está aquí, puedo verlo, tocarlo, respirarlo, pero no eres tú, ya no. Tu alma está empezando a salir poco a poco de esa jaula que la mantiene atrapada: barrotes de angustia y acero.


LA PREGUNTA
   Nunca lo entendiste, ¿Verdad?
(…)
Me miro al espejo y te veo pasar ante mis ojos, rozando mi fina piel con tus labios entre las manos, que depositas en cada lugar estratégico de mi alma. Besos transparentes que se pierden entre sedas, entre las raídas sábanas de un lecho que empieza a sucumbir bajo la duda, el miedo y la razón.


CARAMELO
   Me asomo al borde de tu corazón y encuentro el deseo y la ternura de un hombre que, como un niño, se estremece ante mil sentimientos nuevos, incomprensibles desde la razón pero aptos para el alma.


FRÍO
   (…) El frío abraza los últimos despojos de su cuerpo, frías manos que violan la integridad de su ser, de ella misma, manoseando cada centímetro de piel quemada por el hielo.


AMOR
   Lo reconoces cuando la locura empieza a convertirse en tu estado natural, cuando las palpitaciones golpean la piel durante las horas y los minutos se rellenan de latidos constantes.



ACANTILADO
   (…) El horizonte se dibujaba lineal ante sus ojos y en la inmensidad del océano se dejaba llevar por los cantos de las sirenas, por los sonidos del mar en la noche, tan misteriosos como el clic que hace el sol al romper el horizonte, ¿nunca lo oíste?, es como cuando caminas por la arena pero más intenso: se rasga, se rompe, es un parto en el amanecer.


LA BRISA
   (…) Me abrazo a ti, como abrazo cada gota de agua que dibuja ríos de calma, y me dejo llevar por dos minutos de respiración profunda en tus pulmones, abiertos y repletos de bruma de mar.