domingo, 19 de diciembre de 2021

SINFONÍA DESCONCERTANTE

      
https://www.youtube.com/watch?v=B8FWjggNJj8&list=RDB8FWjggNJj8&start_radio=1

  Dícese de cuando la composición de los acordes pierde su armonía y serenidad. Provocando de esta manera una disconformidad de los elementos que, en una acción de entendimiento y musicalidad pretendían sintonizarse en un dial llamado cordialidad. Según la W.I.N.T.E.R (Invierno Inteligente de Narrativa Tecnológica, Elegante y Romántica) esto sucede cuando la realidad te pega una ostia que te deja asonante, discordante y cualquier otra forma de vida tipo ameba por los siglos de los siglos.
Por eso hemos creado la tecla de bloqueo y borrado en los dispositivos electrónicos. Además poseemos la capacidad de romper y tirar todas aquellas cosas empapadas por sinfonías no deseadas…Solo que cuando esa melodía se te ha metido en la caja torácica, y te encanta porque tiene un vibrato por el que tu frecuencia de altura y velocidad en las cuerdas cardiacas no encuentra parangón, entonces, la serenidad y el entendimiento se vuelven contra ti. Te rompen esquemas y pentagramas que desearías no saber leer, tampoco interpretar, porque la sintonía que amenizó aquellos comienzos, aquellos momentos de manera alegre y jubilosa, ahora se ha convertido en una marcha doliente, casi fúnebre que, de una forma angosta, oscura e incluso me atrevería a decir tenebrosa, te golpeará el cerebro cada noche para impedir tu descanso (doy fe de ello) Y te torturará hasta conseguir ese grado de enajenación en el que un concierto y una sinfonía, puedan por fin ser “una sinfonía concertante” aunque a ti se te haya roto el corazón por el desconcierto, llevándolo a una de esas noches oscuras del alma. En definitiva, decepciones de mierda, hablando en plata, acero o criptonita, me la suda. Sí, esta también soy yo. Es mi lado Hyde. Os lo presento: Mss Winter Hyde, ustedes. Ustedes, Mss Winter Hyde.
Pero vaya, que escuchar musiquita es lo mejor del mundo mundial, eh? Lástima que fueran los Hombres G quienes acuñaran el término “Todas las canciones te recuerdan algo” Si no fuese por su tema “La playa” para mí su mejor canción, les daría pero bien, a los recuerdos de mierda.
Cuesta mucho conseguir sacar de tu cabeza el tema que escuchaste mientras sucedía tal o cual cosa en tu vida. No importa de qué índole sea, me refiero a esos hechos que te han marcado con una x bien grande el lado izquierdo de tu pecho. Los escuchaste en bucle, bendito él por siempre, saciándote de ellos, hasta que no pensabas más que a través de las letras de esas canciones y, te movías al son de cada una de sus notas. Tu vida era una gramola girando continuamente con los altavoces cosidos a tus orejas.
La música nos acompaña, a muchas personas, a lo largo de nuestra vida. Una banda sonora particular que bien somos nosotros mismos quienes producimos o llega por cuenta ajena y la hacemos tan nuestra como si la hubiéramos parido o descubierto debajo de una losa en el salón de casa. Tesoros  que en ocasiones nos negamos a soltar, incluso a compartir porque son tan íntimos que sería cómo desnudarnos ante el mundo. Gracias a los dioses y al universo que existe en Spotify, o en otras plataformas, el modo privado ¿verdad? Por supuesto también tenemos listas de las que avergonzarnos, o ¿quizá no? Bueno, dejemos los temas escabrosos para otro momento y por supuesto la libertad de cada individuo para escuchar aquello que le apetezca y le salga de sus más íntimos deseos, ocultos o no.

Pero volvamos al tema que nos concierne en este momento. La música que te rompe. Aquella que te hace añicos porque cada nota se clava como un puñal a traición en tu espalda. Aquellos temas que no podrás volver a escuchar durante mucho tiempo o quizá nunca jamás, porque te agita la sangre de tal forma que consiguen sacarla de tu cuerpo y te quedas sin ella, durante horas, días…o años.
Yo tengo algunos temas de esos, varios más bien. Los hay vetados por tiempo indefinido porque las lágrimas caen, al escucharlos, como cascadas del trópico. Luego están los que sé que pronto podré introducir de nuevo en mi banda sonora vital porque, ya van haciendo sus pinitos. Van muy poco a poco, pero despegan algunas estrofas de cuando en cuando del fondo de mi garganta. Y después existen otro tipo de canciones, aquellas que duelen hasta quedarte sin sentido. Esas que al escucharlas pierdes la capacidad de respirar junto a todas las facultades que te hacen sentir humana; todos los sentidos, incluida la consciencia de ti misma. Permaneces a la deriva del espacio, de la vida. Ya te quedaste sin sangre ¿recuerdas? Y ahora te quedarás sin piel, sin carne, porque en el espacio se corrompe, se desmenuza como cartón. Perderás las uñas, el pelo y los ojos se te saldrán de las órbitas. Finalmente solo tus huesos permanecerán inertes, dejados llevar por la nada, entre planetas y la vía láctea. Un esqueleto bailando a través de toda esa energía oscura. Un títere de color marfil, entre estrellas, púlsares, gases y agujeros negros. Pero seguirás escuchando esas canciones que te persiguen y obsesionan porque te lo quitan todo y a su vez permiten que sigas adelante. Son una droga a la que eres adicta, lo eres a su dolor, al que provocan esas sintonías y, no puedes dejar de escuchar los armónicos porque, son una droga de acordes utópicos que finalmente aunque desaparecieras para siempre, te acompañarían hasta el infinito. Todo ello, tus huesos y tu música, crea una sinfonía concertante en el universo, interpretada con tus sentimientos. Aunque a veces tan solo sea una ilusión.

📷 Imagen: Velvet Estef
🎆Tema: 
When Your Mind's Made Up  de Glen Hansard