miércoles, 28 de enero de 2015

NO HAY DOS OLAS IGUALES


Caminaba sin descanso sobre la dorada y cálida arena. No le importaba, ella sabía que debía seguir, era una buscadora, una de esas personas que encuentran para que la vida de quienes la rodean, cobre sentido.
Llegó a la cima de aquella enorme duna. Había allí un cofre, hermético como el desierto. Lo abrió sin vacilar y en su interior encontró un manto azul. Lo alzó al viento y de repente aquél terciopelo encerrado, atrapado durante tanto tiempo se convirtió en un océano y mar precioso que lo inundó todo; llegó la vida.
Una ola, otra….y así hasta el infinito.




Microrrelato presentado al concurso Velvet.
Primera edición Enero 2015.
¡¡¡¡Gracias a todos  por el galardón!!!


https://www.youtube.com/watch?v=_BT0GFqEZ0E

* Imagen de la película "El jardinero fiel"



martes, 27 de enero de 2015

LOLO EL MARCIANO



Lolo siempre ha vivido en la Tierra desde que él recuerda, pues una tarde en la siesta se cayó de su planeta.
Todo el mundo le quería pues era bueno y muy bromista. Reía sin parar enseñando sus dientes resplandecientes de tantas y tantas manzanas que era capaz de devorar. Y es que Lolo era un marciano muy raro, porque no comía hamburguesas, ni tampoco salchichas, solo comía la fruta que del manzano caía. Rojas manzanas de piel brillante y esmaltada, saboreaba cada día a mordiscos o en ensalada.
Pero al cabo del tiempo la gente un tanto raro lo veía, y muy extrañados decían –¿qué le pasa a Lolo? ¿Se habrá vuelto el marciano, loco?- Y así pasaron los días, sin saber qué le ocurría, porque su piel ya no era  ni marrón, ni azul, ni morada, ni verde!!! Ya no resplandecía…
Las lágrimas brotaron de los saltones ojos de Lolo, sin comprender nada de lo que sucedía.
Pero una mañana desde el cielo una nave espacial llegó, aterrizó y bajaron  de ella más marcianos con la piel verde, morada, rosa y de colores a montón!, tantos colores como nunca he visto yo.
-Lolo, hermano!!!- Dijeron los marcianos. -Llevamos tiempo buscando el marciano que del planeta se cayó y nunca conseguimos hallar,  porque ahora eres de un solo color!!!
-De color rojo te has convertido, de comer siempre lo mismo!!!- La fruta del manzano, es muy sana, pero dinos, ¿Acaso no echas de menos algo más que la manzana?-
Lolo se había hecho de color rojo, porque solo comía una cosa, manzanas rojas!!! Y había perdido su brillo y sus colores de marciano.
A casa ahora regresaba con sus hermanos multicolor, para volver con sus padres, sus juguetes y por qué no, al cole que mola un montón!!
Lolo ahora es feliz, porque se sienta en una estrella y come de todo para no perder todo su colorido de marciano, que es muy molón.

Y tú, ¿quieres perder tu color? Come fruta, come carne, come pescado y verduras a mogollón, pues así serás como los marcianos, brillantes y de un bonito multicolor!!!

Y este cuento se acabó!! Chimpón!


*Imagen: Wolfepaw 2010


jueves, 22 de enero de 2015

SHANGRI-LA

No te reconozco cuando te veo bajo este nuevo cielo, no eres el mismo cuando son las nubes quienes cubren tus pensamientos. Es entonces cuando la tristeza me embarga y mi corazón se encoje, mi piel se arruga y envejezco más deprisa; ya ves, aquello que tanto te preocupaba ha terminado siendo el fruto de tu miedo y ha acabado aniquilando la poca juventud que habitaba en mí.

Fui joven y bonita, en otro tiempo, cuando tú me amabas y mirabas con descaro las curvas de mi cuerpo, cuando mi sonrisa proyectaba felicidad en el viento, cuando la pasión se derramaba entre nuestros besos. 
Pero tensaste el hilo, lo ceñiste a mi cintura y anudaste fuerte para que no pudiera escapar, para que nadie me encontrase, para que yo no viese más allá de los altos muros en los que me habías confinado. 
Creaste un mundo para ti, hecho a tu medida y me encerraste en él.
Un horizonte perdido.




"La inspiración para expresar el sentimiento del que habla este texto, llegó de la mano de una película que me encanta "Horizontes perdidos" (1937) de F. Capra.
   El argumento trata sobre un grupo de viajeros que sobreviven a un accidente aéreo en el Himalaya. Cuando piensan que acabarán muriendo, son rescatados por los habitantes de una idílica y utópica ciudad oculta en el Tibet. Shangri-La, donde la gente vive feliz y no envejece, mientras en el mundo la II Guerra Mundial está en puertas"




Ambas imágenes pertenecen a la película de Fran Capra.





domingo, 18 de enero de 2015

MARINO DE TIERRA



BANDA SONORA
Tom Waits "Sea of Love"

Es lo primero que me llega cuando me aproximo al mar, su olor, su sabor y como la sal se adhiere a mi piel, dejando su perfume a la deriva en mi cuerpo.

Hace años que ya no salgo a navegar, tuve que cambiar mi velero por un puñado de tierra donde apoyar cada día mis cansados pies, un lugar en el que mis manos agrietadas ya no trabajasen tanto, dicen que tengo que descansar más y vivir más tranquilo.
Pero yo nunca he conseguido alejarme de él, siento como si mi vida caducara sin su presencia, y tengo que volver una y otra vez, para remojar mis pies en la orilla, para inundar mi alma de su sonido, de ese arrullo que llega desde el fondo, y contemplarlo sin medida, sin prisa; de cara al mar, siempre de cara, sintiendo la brisa en mi curtido rostro de marino. Cierro los ojos y puedo escuchar a lo lejos las embarcaciones que salieron temprano a faenar y regresan tocando sus sirenas, anunciando a los hombres y mujeres del puerto, que preparen los atavíos para hacerse con la carga, seguro que ha sido buena. Hoy la mar estaba viva, lo he sentido al saborearla desde la orilla.

En mi paseo, como cada día, me dirijo a los muelles, donde atracarán los barcos de pesca. Todos son conocidos para mí, con todos he salido alguna vez a la mar. Me saludan, les sonrío, ellos conocen mi pesar.
Pero mis pasos se dirigen hacia un velero que está amarrado, fondeado un poco más hacia delante. Una goleta de dos mástiles, con una línea tan bella como la mujer más hermosa que podáis imaginar. La contemplo durante largo tiempo y escucho la música del crujir de su barnizado y brillante casco, con una quilla que palpita a través del agua, y que todas las criaturas marinas pueden escuchar latir. Cada cabo, nervio o eslabón golpeando los mástiles de la embarcación, son notas musicales para mí, ese tintineo penetra en mi interior y compongo melodías con sabor a mar y, recuerdo a los delfines bailando alrededor de mi barco en una noche de luna llena, allá en alta mar, donde la tierra no es más que un punto imaginario en el horizonte pintado bajo el cielo. Estampa que viví cuando solo me importaba surcar el océano, navegar sintiendo esa música en mi interior, era mi vida. El amor hacia el gran azul puede llegar a obsesionarte, a enamorarte de tal manera que ya nunca más puedas ser capaz de volver a tierra. Pero yo tuve que hacerlo.
Aparejos, arboladuras, cabos, amarres, cables, velas, mástiles…lo repito continuamente, todos y cada uno de los utensilios o términos que han sido tan familiares para mí durante tantos años, los repito como una lección de escuela.

No puedo llevarme éste navío a casa, tampoco es posible atrapar la mar entre mis manos, pero sí puedo venir hasta aquí cada día para que ella no se olvide mí y a su vez yo pueda seguir sintiendo correr cada gota de mar por mis venas.

Mañana volveré, quizá no recuerde a qué vine hasta aquí, pero el olor a salitre, sé que me devolverá al lugar del que jamás debí marchar y que cuando ya no hayan recuerdos…volveré para quedarme.



Imagen propia realizada en el puerto de Valencia

viernes, 16 de enero de 2015

LA MUÑECA

Desearía que lo leyerais escuchando ésto.

"This is Your Captain Speaking - Part 1"
Sabéis,lo hice, me tumbé sobre mi espalda en el suelo, con el pecho expuesto al mundo, al cielo, sin temor alguno.
Respiré varias veces hasta que conseguí un ritmo tranquilo y pausado, de manera que era consciente de mi cuerpo, de cada miembro, de cada órgano, de todo lo que ocurría en mi interior. Hasta el fluir de la sangre o mi saliva deslizándose por mi garganta o mi cabello apoyado contra el pavimento, dejado caer, sin gracia alguna; mis manos abiertas con las palmas dispuestas a recibir, mis pies relajados mirando hacia los distintos puntos cardinales.

Relax

Toda la relajación de la que era capaz se había apoderado de mí y, podía sentir como mi cuerpo entero se fundía con la tierra, como si de una superficie blanda se tratase, y yo me hundía en ella cada vez un poco más, hasta no sentir, no sentirme. Yo no estaba allí, mi cuerpo no existía, tan solo una sensación de bienestar, paz y tranquilidad ocupaba ahora su lugar. Mi mente limpia, bañada de una luz cálida y brillante era lo único que ocupaba mi mente y mis pensamientos.

Paz

Fue entonces cuando me sentí capaz de hacerlo. Con mi no cuerpo, mi no mente y mi nada, me elevé sobre lo que había sido yo misma. Me observaba desde unos metros más arriba; qué distinta me veía a través de mis propios ojos cuando no eran aquellos que juzgaban, aquellos que anhelaban o envidiaban. Qué distinta era cuando todo estaba bien, tranquila sin presiones, sin nada ni nadie a quién enfrentarme, tan siquiera a mí misma, con toda esa calma rodeándome.
Era capaz de ver la belleza de la que algunas personas hablaban. De ver mi cuerpo sin defectos, sin enfermedad alguna; mi sonrisa, esa que hace que mis ojos se achiquen  y lloren lágrimas felices.
Veía eso y mucho más. Podía ver a la niña que habita en mí, la de cabello dorado que no suelta jamás su muñeca, la niña que nunca permitirá que, por muchos desastres que pasen, pierda la ilusión.

Vi tantas cosas como vida tenía…os vi a vosotros. A todos y cada uno, os vi a mi lado, junto a mi corazón. Ese órgano palpitante que no deja de latir aunque bajen sus pulsaciones, aunque se encuentre en este estado de no yo. Y a él es a quién en realidad quería dirigirme. Tengo una cuenta pendiente con él desde hace años, desde que dejó que se inundaran cada una de sus oquedades de sangre y no bombease igual  cada día, ni cada minuto, ni cada segundo. Y todo esto lo hizo sin pedirme permiso, sin consultar conmigo si yo he deseado que dejara de latir así, si yo he deseado que se transformara en un órgano sin vida. Esperando algún estímulo que lo devolviera al mundo, esperando ese latido de más que solo el amor puede provocar. Yo no deseaba vivir así, esperando, pero él me había condenado.

Me agarro fuerte a mi yo niña, la abrazo con una mano, a ella y a su muñeca que extrañamente se parece a mí yo adulta, y con la otra mano, sin pensarlo y con la ilusión tatuada en mi brazo agarro con la mano izquierda mi corazón, lo hago tan fuerte que consigo sacarlo del pecho y puedo ver el vacío que ha dejado ahora en mi cuerpo, allá abajo sobre el suelo. Sigo extraordinariamente relajada, nada ha perturbado mi estado de inconsciencia, tan siquiera haber perdido el corazón.

Bombea con fuerza, parece casi increíble que se haya despreocupado tanto de mi cuerpo, de mí.
¿Qué pasará ahora? Acaso moriré, o permaneceré en una especie de limbo donde van a parar los no muertos. Mi corazón late, pero mi cuerpo, ¿seguirá vivo?

Algo caliente y viscoso cae por mi mano se escurre hasta mi codo. No dejo de apretar a la niña y ésta a la muñeca; pero aquello sigue saliendo del corazón, es la sangre que había quedado ahí, obstruyendo cada uno de sus espacios. Lo observo ahora, limpio, palpitante, incluso diría que reluciente y sé que es lo que debo hacer. Miro a mi yo niña que me sonríe con la muñeca agarrada de una manita, asiente, ella también lo sabe, ha llegado el momento de decidir cómo quiero seguir viviendo ¿ en aquél cuerpo de allá abajo con el corazón encharcado?  o quizá  ¿en ésta nueva esencia con un corazón viejo y magullado, pero cargado de energía y flamantes arterias y venas reconstruidas, cosidas con los hilos de los sueños?

Un corazón usado, pero con la ilusión de una niña y su muñeca.

Totalmente renovado.



Ilustración: Mark Ryden



viernes, 9 de enero de 2015

EL SAMBORI

Todo era más sencillo cuando las aceras se convertían en un paraíso de juegos; salir a la calle era una nueva aventura cada día. Podías convertirte en un pirata surcando los mares, un jugador de fútbol, una princesa en su castillo, la reina de la comba, la ganadora al saltar más alto a la goma, esconderte para que nadie te encontrara en el pilla-pilla, competir con la última canica de mil colores que acababas de adquirir y cien millones de cosas más.
A mí me gustaba especialmente dibujar con tizas en el suelo; dibujaba casas con todos sus detalles.Ya quisieran muchos programas de 3D hacer lo que yo hacía, no les faltaba de nada y, con mis amigos, montábamos historias, era genial, una especie de mundo paralelo ya que la gente, los mayores, seguían circulando por todas partes. La tiza fue uno de los mayores inventos en mi niñez, y plasmar cualquier cosa con su efímera vida, la hacía aún más seductora. Aquellos corazones con flechas atravesadas y los nombres escritos de jóvenes enamorados que, no durarían demasiado pues quedaba, afortunadamente, muchos nombres, corazones e historia aún por escribir…
Pero había algo a lo que a mí me encantaba jugar sobre todas las cosas, era el sambori, o ziriguizo como le llaman mis padres. Aquél juego en el que debías demostrar tu equilibrio y pericia para llegar al Cielo; donde tu destino dependía de una piedra y de tu maestría al tirarla y recogerla.
Los hacíamos de mil formas e infinitamente largos, había mucho camino que recorrer para llegar hasta la meta.
Eran otros tiempos, una tiza y una simple piedra podían hacernos felices, no necesitábamos más.

Esta noche mientras volvía a casa hundida en mi bufanda hasta las orejas y con las manos en los bolsillos, miraba hacia el suelo que avanzaba infatigable bajo mis pies, gris, frío y húmedo…
No recuerdo que siendo niña jamás lo haya visto de esta forma, ni siquiera creo que lo recuerde de color gris.

Permanece, sigue ahí bajo mis pies, después de tantos años. Las mismas calles, quizá con algún desperfecto que otro o incluso, con algún parche de nuevos y flamantes adoquines en alguna esquina.
Pero ahí sigue, el suelo bajo mis pies, sujetando mi cuerpo, mi vida. La vida de aquella niña que, con calcetines blancos y coleta de caballo, saltaba a la pata coja sobre decenas de números de color blanco para intentar algún día, llegar al Cielo.

Antes todo era más sencillo.




viernes, 2 de enero de 2015

EL BESO

Mi piel no es suficiente
para albergar tus besos.
Le daría la vuelta
la arrancaría a tiras,
si de esta forma me pudieras
besar también por dentro.
Hazme el amor con tus labios
llévalos por cada recoveco y
tiñe del color de la pasión
el deseo que por ti siento.


 I Concurso de poesía romántica “Versos desde el corazón" 

Imagen de la película: The Fountain

En ésta ocasión va con banda sonora: No other love - Chuck Prophet