viernes, 2 de noviembre de 2018

LA GUÍA


https://www.youtube.com/watch?v=z7MGVo26Yz0


Tengo una guía de bolsillo para situaciones fuera de lo común. Situaciones de alto riesgo por aquello que llevamos dentro.
Aún no la he abierto, no porque no haya creído necesitarla decenas de veces, sino porque lleva unas complejas instrucciones de uso.
Un día dediqué tanto tiempo a intentar descifrarlas que, acabé olvidando lo que me angustiaba para volcar mi ansiedad en aquellas palabras. Parecían estar escritas en un idioma antiguo, con símbolos y caracteres incomprensibles. No se me dan bien los idiomas, así que he ido postergando, con auténtico pesar, aquello que podría salvarme de llevar una vida mediocre.
Una particularidad de estas instrucciones es que se abren como un desplegable. Por lo que pude apreciar en las diminutas ilustraciones que iban impresas en vertical a la derecha de la extensa leyenda explicativa de ellas mismas, intentaban marcar un orden de uso, algo que a mí, sinceramente, me parecía un jeroglífico.
Se trata de un folleto tipo prospecto, como el de los medicamentos, esos que si los lees hacen que empeoren tus síntomas y enfermes mucho más. Esos que son imposibles de volver a plegar sobre sí mismos cuando la cabeza, el estómago o la espalda está a punto de estallar bajo tu epidermis; y las náuseas se agudizan, retorciendo el dichoso papel impreso entre tus manos temblorosas, sudorosas y aturdidas. Creo que solo un ingeniero de la NASA sería capaz de conseguirlo, devolver aquel intrincado de laminado papel a su estado inicial, para guardarlo en la caja de la que nunca debió salir.
Por prescripción facultativa, nunca leas el prospecto de un medicamento o serás carne hipocondríaca macerando ante un lenguaje indigesto de vademécum.
De manera que tengo esta llamémosle «guía de supervivencia para sobrevivir» y me aterra enfrentarme a ella, cuando no tengo ni idea de cómo afrontar mi propia vida repleta de miedos e inseguridades.
Irónico.
Quizá sea una excusa.
Sí, seguro que es una excusa, como tantas otras que nos ponemos para no salir de la zona de confort que hemos y han construido para nosotros. Anestesiándonos  con decenas, centenas y millones de mensajes subliminales que devoran como la lepra nuestro autentico Ser. Y de esta manera, seguir así, lamiéndonos las heridas, poniendo tiritas caducadas en cada arañazo y golpe que te ha propinado la vida, y que tú mismo has llamado a través de una megafonía enganchada de los pulmones a un universo expectante de nuevas y flamantes víctimas. Gritándole al mundo: «mira cuánto sufro y he sufrido»  Y de esta manera caminar agachando la cabeza, porque la losa que tú mismo te has puesto sobre los hombros la encargaste a medida, de tu talla, para el resto de tu vida. El día que decidiste ser esa víctima.

He salido a dar una vuelta, la llevo en el bolsillo, la guía de supervivencia, con sus instrucciones.
Hoy no hay viento, quizá me atreva a desplegarla. Me sentaré en el suelo de cualquier plaza o parque bajo el sol de otoño, e intentaré comprender por qué la vida, al menos la mía, necesita una guía.

He visto que en negrita y cursiva, en la parte inferior de las instrucciones y en letra muy pequeña marcada por unos asteriscos dice:

   *Marrón: este color representa diferentes alturas del relieve.
   *Negro: este color es usado para señalar las curvas del nivel,        los límites del Estado, las ciudades, las líneas férreas y los nombres en general.
   *Rojo: este color se usa para identificar las vías de comunicación, las instalaciones industriales y la población.
   *Azul: se usa para referirse a las aguas, como los ríos, lagos, mares, cascadas, entre otros.
   *Verde: este color se usa para identificar la capa vegetal, como los bosques, las selvas, sabanas, entre otros.


Dejo caer la guía al suelo.
Mi mano se desploma.
Otra vez han desordenado los estantes en la librería.
Ahora que la había desplegado…

Quizá sea una señal.
Quizá sea hora de emprender un viaje.
Un viaje al centro del corazón.

Tema: Justin Vernon. Satisfied Mind
Imagen: Internet