lunes, 6 de abril de 2015

Pereza de amar

Pereza de amar
Según la religión católica, estaríamos incumpliendo un pecado y un mandamiento, extraña y curiosa amalgama.

Cada vez soy más consciente de la necesidad que tenemos de amar y ser amados. El amor es el motor de la vida, pero curiosamente nos encontramos a menudo con más gente que está sola, o lo que es aún peor, que se siente sola.
Existe una pereza generalizada para iniciar una relación sentimental, sea del tipo que sea. La sociedad nos impone un ritmo frenético en nuestras vidas, y eso tan solo para llevar a cabo una vida relativamente normal; trabajo, familia, amigos, algún que otro hobby… ¿cómo vamos a tener tiempo para amar, si casi no lo tenemos para vivir?
Las relaciones se han simplificado hasta puntos que resultan imperceptibles y en ocasiones incluso inexistentes.
La soledad se ha convertido en nuestra mejor aliada y compañera, nos sentimos a gusto con nuestras vidas singulares, sin dar cuenta de lo que hacemos o dejamos de hacer. Viviendo cada día como si fuera el último, diciéndonos a nosotros mismos la famosa frase “Carpe Diem”, nadie desea complicarse la vida demasiado, vivir el día a día y ¡ya!
Entonces, ¿por qué cada vez existen más redes sociales, programas de televisión, etcétera, destinados a encontrar pareja?
Perdonad mi incredulidad respecto al tema.
Si alguien ha encontrado pareja, compañero, o como desees llamarlo, en alguno de éstos lares, estoy convencida de que ha sido por mera casualidad. Igual que lo es cruzar una mirada con un desconocido en una cafetería, y volvértelo a encontrar en algún otro lugar donde acabas entablando un diálogo sobre cualquier cosa sin aparente importancia. Cuando alguien te presenta un amigo, o simplemente esa conversación que inicias en la cola de cualquiera de esos lugares, en los que pierdes infinito tiempo aguardando un turno para gestionar una de tantas cosas a veces absurdas e innecesarias, pero allí está esa persona.
Yo creo en la casualidad, creo en decenas de medias naranjas con las que poder hacer un sabroso zumo a lo largo de tu vida. Creo en el amor y en la capacidad del ser humano para enamorarse y amar para siempre, pero también creo en que pueda no serlo por mucho que nos empeñemos, hay cientos de combinaciones posibles, tantas como personas, emociones y sentimientos.
Pero me niego a dejar de creer en la capacidad de amar, me niego a pensar que no tenemos tiempo ¡Por Dios!; me niego a pensar que incluso las personas que por decisión propia deciden estar solas, no sientan alguna vez en un pequeño recoveco de su corazón, en algún momento de sus vidas, la inquietud y necesidad de amar y ser amados.

Somos libres, sed libres…pero no dejéis de amar y sentir el amor o se os olvidará cómo es, cómo era.
Quizá entonces sea demasiado tarde.

*Imagen de la película "Perfect sense"






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