Intento recordar el momento exacto en el que la realidad se convirtió en un sueño, cuando todo quedó suspendido en el aire durante unos instantes; como esas secuencias en las películas en las que todo se detiene, y tanto personas como objetos se mantienen inertes, flotando, esperando el momento de volver a la vida.Y todo esto sucede justo antes de que le ocurra algo importante y decisivo al protagonista.
Ese, ese preciso instante se me ha perdido en la memoria, y necesito encontrarlo para tener al menos la certeza de que sí, de que sí ocurrió.
En mi sueño, mi cuerpo está colmado de caricias, de tus manos paseando por los laberintos que mi ropa interior teje con mi piel. De besos que eternizan el deseo, aquel que permanecía perdido en ese lugar reservado tan solo para amantes.
En mi sueño amanecías junto a mí acariciando mi espalda, perdiendo la vergüenza a la luz del día, descarándonos las miradas, quietas, fijas en nuestras pupilas apoyadas en la almohada, sin apenas descanso, no hay sueño, solo dulzura, ternura, y deseo…
En mi sueño nos desayunamos bailando bajo la calidez del sol de invierno, reconstruyendo la noche que se escurrió rápidamente entre nuestros dedos, y nos agarramos con fuerza a una fortaleza que desaparecerá con el último sorbo de nuestros labios. Castillos de tostadas y mantequilla, rodeados de zumo de piña.
En mi sueño mis labios no quieren dejar de besarte, desean que sigas siendo real, que nunca te conviertas en príncipe, que sigas siendo de color verde, de ese color que no destiñe.
En mi sueño, una vez, estuviste aquí.
Busco instante perdido en la memoria. Si alguien lo encuentra, por favor, que no dude en avisarme, pues lleva la mitad de mi corazón.
Es entonces cuando todo vuelve a ponerse en marcha... y la vida sigue.
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