Vivir una vida dentro de otra vida.
No se trata de una farsa ni de teatro alguno, es así, tal cual. Vivir tu propia vida durante unas horas o incluso unos días. Una vida que posiblemente nunca más volverás a sentir, y que tendrá un principio y un final.
Dos días dentro de tu cotidianeidad. Sintiendo, viviendo, experimentando algo diferente desde tu propio ser, siendo tú mismo; mucho más tú mismo de lo que quizá hayas sido jamás. Pensando que el mundo podría acabarse y que solo durante esos días sería “tu vida”.
Compartir con esa otra persona emociones, sentimientos y piel. Meter un corazón dentro de otro como si fuese un puzzle que encaja perfectamente. Cada ventrículo, cada aurícula, y que el septo se una en un solo tabique de corazón. Que salgan las arterias más importantes para sentir, para andar, para respirar. Solo un corazón con la piel de otro encajando a la perfección. El tuyo. Tú. Yo.
Serías capaz de verme desde dentro, desde tus ojos invertidos hacia ti mismo, mirándome directamente a las pupilas. Eres ese ser que me mira y también eres el que observa y siente.
Te posees a ti y me enamoras porque en realidad nunca has conocido a nadie igual.
Disfruta de ese tiempo regalado. Fuiste elegido entre millones de personas para saber quién eres en realidad, para conocer el cuerpo y la mente que vive atrapado debajo de esa piel.
Sé que estás ahí.
Ojalá pudiera ser tú.
Imagen: "El árbol de la vida"
Tema: "Now You Know" Marketa Irglová
No hay comentarios:
Publicar un comentario